jueves, 28 de julio de 2011

El Soundtrack de la Nostalgia

Cada cierto tiempo reviso mi fotolog. No para ver nuevos posteos, no para tirar otra foto, ni para los F/F, sino por nostalgia. Eran buenos (¿?) tiempos. Está bien, no era buenos. Eran la época que precedió al Facebook, esa época en que las cámaras digitales se hicieron populares, las pocas ropas, los jeans apretados, los copiar-pegar, el arte ASCII se masificó, y muchas otras tonteras. No, no eran buenos tiempos, pero eran los tiempos en que las personas buscan su identidad, buscan encajar en un grupo y toda esa cosa bizarra de los sicólogos. ¿Les creo? No sé, me hice un fotolog que terminó siendo la versión Beta de este actual blog, así que mi adolescencia se mantiene a salvo (aunque sí debo reconocer que hay un par de posteos que preferiría no leer).
Ahora que mi cabeza funciona a un ritmo diferente que hace 5 años, pienso relativamente diferente y escucho música diferente, es algo extraño ir a las páginas que frecuentaba/frecuento y ver lo que dije, hice y explayé en ese entonces. Eran tiempos en que me gustaba Good Charlotte, ¿Qué más podrían esperar? Musicalmente, era el tiempo previo a conocer Last.FM, así que era también la era previa al post-rock maníacodepresivo. Las guitarras eran la tónica, el inglés, riffs pop-rockeros y demás. Y apareció, la canadiense.
Al igual que mucha de la música que conocí en aquel entonces, a Avril la escuché por vez primera en el Via X, cuando aun era un canal de música bueno, antes de que YouTube destruyera las cadenas de televisión, con lo que fue uno de los singles de su 2º álbum, Nobody's Home. Canción depre-instrospectiva electroacústica que sigo pensando, no está nada mal. A los pocos meses sacó el 4º single del disco, He Wasn't (que terminó siendo un intro para el tercer disco), y la noticia que en su momento fue la más importante de mi perra vida: Avril en Chile. Fue mi primer concierto, duró 1.15 hrs, repasó sus dos discos, un cover de Blur y uno de Blink 182, cerró con Complicated. Lo pasé bien, debo decirlo, y sigo pensando que sonó muy bien.
En esos tiempos, también en Via X fue cuando conocí a otra banda que fue Banda Sonora de mi musicalmente excéntrica adolescencia, Tarjeta Amarilla. No era nada que Green Day, Sum 41, Offspring o las demás bandas del género no hayasen hecho, aunque Yellowcard no sonaba a copia exactamente. Lo original fue el violín. El cantante, harto de una vida que no le traía nada, dice que se irá, que no le teme a nada, que ya no lo callarán, como un Jesus Of Suburbia menos dramático. Way Away fue la primera canción que oí de estos floridenses, y el Ares (en ese entonces, mi principal fuente de música) bajó pronto casi todo su disco Ocean Avenue, de guitarras amigables, riffs enérgicos, batería potente...y aquel violín. Sacaron poco después Lights And Sounds y, al igual que la canadiense el año anterior, Yellowcard anunció su primera visita a Chile el 2006. Luego, irónicamente viendo el canal de la música comercial MTV, conocí Sigur Rós, apareció Last.FM y el punk-pop y el pop-rock de Avril, Yellowcard y las demases bandas fueron lenta y progresivamente desplazados por el post-rock de los islandeses y la oleada británica de Oasis o Placebo. Avril sacó The Best Damn Thing con aquel primer single que sencillamente fue una patada en mis oídos, Yellowcard se separó poco después de su siguiente disco (Paper Walls) y "accidentes en el computador" que forzaron formateos, mal le hicieron a la música que oí en mi musicalmente excéntrica adolescencia y que, en el proceso de recuperación, no fueron la prioridad.

El año pasado, vino uno de los principales íconos de "aquella época mía" en lo que aun me refiero como el Mejor Concierto de mi Perra Vida. Tres horas de Green Day, tocaron hasta los temas que nunca pensé oír, junto a los íconos American Idiot, Basket Case o Minority. Y este año, una noticia que la verdad me hizo levantar una ceja. Presentando su ya 4º disco, volvía la canadiense. En YouTube me topé con videos de ella cantando los clásicos (los mismos que oí en vivo hace 6 años) pero...no era lo mismo, quizá el rubio, quizá el contexto, quizá Girlfriend, meh...da igual. De haber estado algo más relajado monetariamente hablando quizá hubiese ido, pero venía una banda sencillamente imperdible. Yellowcard volvía a Chile y, finalmente...luego de toda la lata de arriba, entramos a la razón del entry de hoy.
No, no voy a hacer un review del concierto, sería una lata innecesaria, además me acabaría rápido de verbos porque saltar, corear, gritar y saltar más...fue todo lo que hice. Como dije allá arriba, los floridenses vinieron por vez primera a Chile en el marco de su disco Lights And Sounds, siendo junto a los trasandinos El Otro Yo (banda notable debo decir, pero estaban con su peor público) las estrellas de la primera y única edición del Festival Hit Me!. Tocaron 17 temas, siendo bastante parejos entre su Lights y el disco anterior Ocean Avenue, que los catapultó a fama mundial, platinos, videoclips y demás. Joyita de tiempos añejos fue October Nights, del disco One For The Kids (el cual jamás escuché entero). Era una Arena Movistar a un 70% de su capacidad saltando con las guitarras, la batería y el violín. Yo, extasiado, como podrán imaginar. Pasarían los años y Paper Walls se anunció, sólo sacaron un single (Light Up The Sky) y el bajista se fue, la banda cayó en un hiatus [nota: Sí se que en español es hiato, pero la expresión no cuadra en nuestra lengua] y desaparecieron. Anunciaron su When You're Through Thinking, Say Yes! este mismo año, junto a los singles Hang You Up y For You, And Your Denial. Una gira de escala mundial los sigue, confirmado Australia, Inglaterra, mucho en USA y finalmente...el fin del mundo, Perú, Chile y Argentina. Comenzó en el Teatro Teletón, nunca se vendían las entradas, yo patudamente le envío un correo a la manager de ellos, lo loco comienza cuando efectivamente ella me responde y dice "I thought they were on sale, let me check it out!". Un par de mails intermitentes entre ella y yo y finalmente me dice que se realizará en el Club Kadilac (del cual jamás había oído) a fines de julio. Una pequeña aventura en Falabella comprando las entradas porque la tipa pensaba que el concierto era en Junio y luego confundió Yellowcard con Yellowjackets, y mi voz gangosa producto de mi resfrío no ayudaba. Cuento corto la compré y la espera (laaarga) por el concierto inició. Pasó Avril por Chile, y finalmente Yellowcard por Perú dos días antes que acá. Tomé tranquilamente el Transantiago y fui hacia el Club.
El año pasado me tocó ver una emocionada pero ínfima fila de 8 personas en el concierto de Stereophonics, esta vez eramos más...quizá unos 18 o 22 entre adolescentes que no pudieron verlos la vez pasada y "adultos jóvenes" (¡Jaja!) que volvíamos por la nostalgia. En el Hit Me!, antes de los floridenses y los argentinos, venían cuatro bandas chilenas de la escena pop-rock (con "Pop" siempre delante...), Tronic, Inestable, Gufi y los que telonearon a Yellowcard esta vez: Sin Perdón. No tienen nada especial y francamente los escuché por respeto aquella vez, ahora era lo mismo, probablemente Yellowcard mismo pidió a ellos como apoyo, así que nada de qué quejarme. Llegó la hora de abrir las puertas del Club y ver que el tamaño era mucho más modesto que la Arena Movistar del 2006, pero hey...Yellowcard no toca tampoco en lugares mucho más grandes (excepción festivales, claro está). Entró Sin Perdón, como esos viejos tiempos, aun puede sonar bien. Aunque la compatibilidad musical es...baja, por decirlo educadamente, pero sí...sonaron bien los tipos. Una tradicional espera con música envasada de fondo. Me extrañó un tanto que por primera vez reconocía la mayoría de las canciones. Tristemente, la mayoría me apestaba. Paramore, Fall Out Boy, por ahí un tema de Green Day, mucho pop-punk que nunca oí. Se apagaron las luces e inició el concierto de 90 minutos. Mi primera reflexión, es una larga puteada que alegremente, me la encontré en una imagen ayer. ¡Mira qué ocurrencia! :
Es cierto que levanté mi cámara fotográfica y saqué fotos. Pero la mayoría del tiempo era una palma al aire, un puño o cuatro dedos levantados (por Five Becomes Four). Al menos yo, soy de la mentalidad que los conciertos existen para saltar, gritar, quedar afónico, extasiarte, pasar por catársis, corear al vocalista, ...si hay mucha carga emocional soltar lágrimas, botar 1 litro y medio en sudor, etc; no estar sujetando tu cámara, tu iPhone o tu celular HD. Odié que entre mí y el escenario hubiesen tres paredes de manos pubertas con cámaras grabando. Al final, te preocupa más tener bien enfocada la cámara para una buena grabación que tener la noche de tu vida. Quitando ese detalle, lo otro negativo del público era su necesidad de empujar adelante. El Club era microscópico, la banda se veía desde cualquier lado, ¿Por qué la necesidad de matar a la gente contra las rejas? Y no, no soy avejentado. Soporté Green Day y Lollapalooza en cancha junto al pueblo. Sabes que hay un punto en que ya no puedes empujar más, entiendan eso para la próxima niños. Sería lo malo del concierto. Lo bueno, fue todo lo demás. El sonido absolutamente impecable, la voz de Ryan no se opacaba entre la batería ni la guitarra. Si te concentrabas podías hasta percibir el pulso del bajo. Sean y su violín se oían sin problema habiendo guitarra acústica ó todo el wattaje pop-rockero de los floridienses de fondo. Están más sueltos que la vez pasada, el 2006 Ryan era algo más tímido al hablar. O quizá se sentía más en confianza por la intimidad del Club, eramos no más de 250 personas, podían ver cada cara y cada mano, supongo que es su ambiente. Si hasta el inglés les salía lento y fluído, así que nervioso no estaban. El setlist, como es habitual, se sintió corto. 17 canciones en poco más de hora y media. Tocaron lo mismo que en Perú, pero en un orden distinto. Personalmente, me gustó más el de aquí, tirar todo lo electroacústico/cursi en un solo viaje, Only One, Sing For Me y Empty Apartment. Un Encore de tres temas y, al igual que la vez anterior, cierra Lights And Sounds. Una mención especial merece Ocean Avenue, la canción que no sonó tan larga la vez anterior, esta vez con un notable solo de batería entre medio y todo el "Ooooooh Oooooooh" de coro (como aquel mítico DVD Beyond Ocean Avenue). El balance, al igual que la vez pasada, fue positivo. Los temas viejos fueron gran viaje a mi adolescencia, los temas nuevos fueron la prueba de que aun saben hacer bien su trabajo. Y cómo no mencionar lo que a todos nos dejó helados en la fila para entrar, al propio baterista saliendo para firmar autografos y saludar a los chicos que habían esperado 5 años para (volver a) ver a Yellowcard. Buena gente conocí en esa fila, cabros chicos que tenían su primer concierto con Tarjeta Amarilla, adolescentes que ya se ven de una generación distinta a la mía, pero al final...la música traspasa edades. No será tan dramático como Roger Waters, Pearl Jam o Green Day, pero sigue haciéndolo.


Saludos al Felipe y los demás cabros chicos de la fila.