lunes, 13 de mayo de 2013

Cómo enamorarse de un disco en veinticinco minutos.

El título no es exagerado. De verdad fue algo así el desarrollo de las escenas:
- Yo vagando en Last.FM Originals [amor eterno a Last.FM]
- Yo encontrando una banda llamada "Mother Falcon", y que su último disco salió este martes.
- Yo viendo el video que salía en la página.
- Yo buscando el torrent para bajar el disco. No lo encuentro, lo bajo de un blog de mala muerte (no, este no, otro peor)
- Yo escuchando el disco, digo ¡¡Oh por Dios, es notable!!

Así no más. En cinco pasos sencillos y probablemente no tomó más tiempo que el del título (ya con el cuarto tema estaba entregado). Con ustedes les presento al segundo integrante de la saga "Chúpala Bowie". El tema es que ahora estoy en un dilema porque este álbum, el de Bloody Valentine, Local Natives y Ólafur Arnalds pelean todos la contienda para Disco del Año 2013. Y son todos MUY buenos. Oh, dilemas hipster. Enjoy the reading.

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Mother Falcon - You Knew



¿Qué pasa cuando juntas a varios músicos prolijos y comienzan a tocar baroque pop? Lo que muchos van a decir es “obtienes a Arcade Fire”. Y sí, esa es una respuesta correcta. Una banda que con instrumentos electrónicos, cuerdas análogas, acordeón y mucha elegancia, componen su música en ese estilo que es baroque pop. Como su nombre bien puede sugerir (“pop barroco”), es un estilo lleno de matices, instrumentos sonando al fondo, de cosas que cuesta percibir hasta una tercera o cuarta oída. Pero no todo de lo que hay que hablar es de Arcade Fire. Este 2013 aparece un nuevo disco proveniente de Austin, Texas. Con ustedes, “You Knew” de la banda Mother Falcon.

Más de veinte personas están involucradas en la banda. Violín, cello, saxofón, guitarra, trompeta y más, crean un tracklist de once canciones y poco más de cuarenta minutos, en que los cambios de ritmo y vaivén de emociones son la tónica. No te aburres escuchando “You Knew”, un disco que suena fresco, divertido y por supuesto, barroco. Vivaldi, si estuvieras vivo te encantaría este trabajo.


El primer encuentro es una tímida guitarra acompañada de violín y voz que de a poco nos van elevando. Al primer coro otros sonidos llegan y parece que todo reventará. Falsa alarma. Un giro en el compás, un pequeño puente con clarinete y la segunda estrofa comienza. El cerebro no tiene mucho tiempo para reaccionar cuando la canción da otro vuelco, y ya estamos metidos en el enérgico tema que se reinventa a sí mismo durante toda su ejecución. A veces parece que estamos en una Venecia del Siglo XVIII con música de cámara sonando con elegancia y dulces voces femeninas abrazadas en instrumentos de viento. Los dedos que tocan los instrumentos a duras penas acarician las cuerdas. Entonces los cariños se hacen golpes y todo se convierte en energía, las percusiones y bronces hacen sinergia y el ambiente es un solo sonido que suena superlativo. Si eres de esas personas que les gusta percibir cada instrumento que está sonando, tendrás serias dificultades acá. Ningún sonido es protagónico, todos se suben al carril del otro, se empujan, bailan juntos y luego se cambian de pareja. Bienvenidos a “You Knew”.

Los músicos de Falcon probarán que no sólo la energía y la alegría son lo suyo. “Sleep” en sus cálidos y siempre variantes sonidos, es una linda balada pop.  “I don’t know what I could do” se nos susurra al oído en un instante de silencio, el piano abre la parte instrumental donde luego violín y batería entran en comunión. Cuando la percusión aparece de sorpresa hacia el final de la canción ya estamos bailando. Algunos pensarán en Arcade Fire y Broken Social Scene con “Sleep”, y la comparación es muy acertada. Las tres bandas crean sus ambientes en capas de varios instrumentos tanto electrónicos como análogos y parece que nadie lleva la batuta, es la canción la que los controla a todos. Alguien toma un minuto para respirar y otro instrumento aparece creando una atmósfera nueva. ¿Monotonía? Es el mejor antónimo de “You Knew”.

La melancolía es otro elemento con el que juegan. Los mismos instrumentos que nos abrigan el alma en varios pasajes del disco nos hacen un viaje introspectivo poco después. “My Majesty” y “Blue And Gold” suenan muy distinto al resto de los temas, pero no se escuchan fuera de lugar. Las voces que alegraban e invitaban a bailar ahora están tristes, lacónicas y más distantes. Interesante resulta que la existencia de estos temas (y el lugar dentro del disco que ocupan) tengan una función oculta, permiten al cerebro descansar. Tanta energía barroca puede agotar si ya han pasado dieciocho minutos de Mother Falcon. Allí aparecen temas tranquilos, lentos y en los que no hay sorpresivos cambios de ritmo. Todo para hacer de la experiencia lo más grata posible.


Ya avanzado el disco parece que han mostrado todos los trucos y sonidos que son capaces de crear. Y ahí estarán ellos para gritar ¡¡MENTIRA!! “When It Was Good” inicia con nada menos que guitarra eléctrica, batería y bajo. Ímpetu que no tiene nada que envidiarle a los rockeros, Mother ataca con todo. Si existe y se puede tocar, entonces se puede usar en el álbum.

Mother Falcon está formado por más de veinte músicos y eso ya da una idea de la cantidad de cosas que pueden pasar en sus canciones. Pero son simpáticos. No cansan, no marean ni dan ganas de bajar el volumen. Invitan a una experiencia memorable en cuarenta y cuatro minutos. Invitación que nos envían golpeándose la cara en el video de su primer single “Dirty Summer”. ¿Qué mejor?

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Si usted se motivó con la lectura, sírvase bajar el disco >aquí<. Espero tener pronto los discos subidos a MediaFire y ponerlos en el para alimentar el oído. Así me doy una excusa además de editar un poco ese lado. ¡Ah! Y sí sé. En ninguna foto salen veintialgo músicos, pero le hice caso a la información oficial de la página de ellos. A mí no me jodan.

Saludos al Marcelo y su super crítica de como cuatro párrafos. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Estimado Bowie, te presento el disco del año.


Le tengo sangre en el ojo a las páginas web de música. Absolutísima ironía, porque quienes trabajan ahí escuchan música (con todo lo que eso significa), no sólo la tienen como herramienta y le un "Me Gusta" imaginario y "paf!" escriben sobre ella (como siempre he sentido que hace la Rolling Stone, por ejemplo jeje). Que es lo que yo hago, escribir textos larguísimos sobre lo geniales que son Funeral de Arcade Fire o el ( ) de Sigur Rós (para qué venir con cosas, si alabar el ( ) de Sigur es lo que más he hecho en este blog). Pero les tengo esta rencilla porque suelen escribir sobre eso que suena en las radios, tiene visitas en YouTube u otras páginas especializadas ya hablaron. 
Pasó el año pasado, cuando demasiados alabaron los discos de Tame Impala (Lonerism) y Beach House (Bloom). ¿Yo? Pienso que el primero es un bodrio intragable y el segundo es un rip-off del primer disco, y pienso similar a cierta página que está convirtiéndose en mi Biblia y que lo mejor que nos dejó el 2012 vino de la mano de bandas como Swans (The Seer), Godspeed You! Black Emperor (Allelujah! Don't Bend, Ascend!) y Caspian (Waking Season). Y de esa modesta banda gringa indie de la cual jamás había escuchado pero ¡¡¡Puta que son buenos los conchas de sus madres!!!! mewithoutYou y Ten Stories. Y sí, debía ser plasmado con esas palabras porque están desperdiciando sus existencias si es que aún no los escuchan.
Como sea, está pasando este 2013 con David Bowie. Ya, el hombre tiene tremenda trayectoria y el disco que sacó este año es interesante (diría algo más pero no lo he oído con taaaanto detenimiento), pero no nos ceguemos en él y centremos la vista en otros cabros que están sacando cosas interesantes. PostRockXChange me pasó el link del nuevo disco de un tipo que realmente DEBEN escuchar (y está ahí, en PRXC), con ustedes:

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Ólafur Arnalds - For Now I'm Winter


Algo tiene Islandia. Nos ha mostrado varios músicos que tienen una marca registrada de su isla. Llámalo colonialismo danés durante siglos, llámalo invierno de 8 meses. Pero Björk y Sigur Rós suenan a Islandia. El trabajo de exportación de ellos les abrió las puertas a otras bandas que han salido de su país y han llegado, entre otras, al Lollapalooza Chile 2013 y tener un éxito que no habrían esperado. Sonido marca registrada de la isla del norte.
Otro de los que nos exportó su sonido es Ólafur Arnalds. Delgado, ojos celestes, rubio oscuro, no muy bueno para dar entrevistas. Un típico hombre de allá. Solista multi-instrumental que en sus trabajos hace lo que le da la real gana, suene hermoso u horrible. Si le nace hacer una canción de 4 minutos con sólo un violín sonando, lo hace. Si le apetece destruir una linda tonada acústica golpeando de la nada con guitarra eléctrica y batería, lo hace. ¿Cómo se podría definir entonces? Lo intentaron clasificar como neo-clásico, pero tiene muchos elementos electrónicos. Lo han tratado de ambiental, pero a veces su violín tiene tanto protagonismo como la guitarra en el Rock Progresivo. Incorpora rock, post-rock a lo Sigur Rós y cosas prestadas del drone.
Para coronar la torta publica este 2013 su nuevo trabajo: For Now I’m Winter. Arnór Dan acompaña a Ólafur con la voz en algunos temas. Y ojo con eso, la voz acompaña. Los susurros de Arnór son parte del ambiente de la canción, se entrelaza con el resto de la música. No fue darle letra a las canciones antes instrumentales, convirtió la voz en instrumento. La otra novedad es un sintetizador. A veces para un sonido de fondo y otras para protagonizar junto al teclado. Estos recién llegados, sumados a lo impredecible de Ólafur, nos dan un destacable nuevo disco.



El inicio de For Now I’m Winter es un lánguido piano tocando una única nota mientras el sintetizador crea un drone invernal. Aparece el violín empujando un in crescendo y se da la señal de partida. Justo cuando creíamos que estallaría, se da paso a “Brim” donde Señor Violín y un beat electrónico cambian radicalmente el aire. La mezcla electro-acústica recuerda a experimentos que ha hecho Björk; pero Ólafur consigue, entre las varias capas de sonidos, mantener el minimalismo. Sin importarle, esta mezcolanza casi bailable muere y, Ólafur y Señor Violín llevan la canción a un outro de casi dos minutos. Esta extraña dupla (Juntos pero no revueltos) convierte a “Brim” en una de las partes más destacables del For Now.
La canción que le da título al disco es la presentación en sociedad de Arnór Dan. El único verso es “For Now I’m Winter” cantado en distintos decibeles, al principio yendo de la mano con el piano, para luego hallarse en una segunda o tercera capa debajo de los sonidos instrumentales. Mención merece el outro de este tema, en que el violín de Ólafur demuestra por qué se ganó el título de Señor en esta review. Notas que van de aquí a allá, aprovechando la calidad estéreo, se balancean de un lado a otro en un modo que recuerda mucho al debut Eulogy For Evolution (2007).
Imagina un día con lluvia. Llegar al living de tu casa. Sobre la mesa de centro hay una taza de café caliente. El vapor de la taza se eleva. Te sientas en el sillón. Ves hacia la ventana y la luz blanca pálida del día atraviesa el visillo de las cortinas. Esa es ”Worlds Of Amber”, tres minutos de un piano solitario grabado en casa donde hasta es posible escuchar el movimiento de las manos a través del registro. En esta imagen los veloncellos de “Reclaim” aparecen. Los interludios análogos y electrónicos se destacan, pero la voz de Arnór ahora fue puesta como protagonista y su voz se siente como débil reflejo de Chris Martin de Coldplay. Quitando las letras en este tema, resulta un buen “Brim Parte II”, pero como se nos presenta parece un raro intento de canción pop. Raro, porque pasamos los primeros 21 minutos del disco en un trance donde ni el beat nos despertó. El piano y Señor Violín sienten que hay algo fuera de lugar y reclaman el lugar que les corresponde al final de la canción, pero el estilo pop y el protagonismo de Arnór hicieron su trabajo. …pudo producirse mejor.

Dos instrumentales nos devuelven al trance inicial. La primera es más análoga. La segunda no teme incorporar al beat. ¿Tregua entre Señor Violín y la parte enchufada? Entre las dos no hay mucha variación musical, pero es esa pequeñez la que funciona de sobremanera en los 9 minutos que ambas duran.
“Old Skin” nos pide perdón por el incidente de “Reclaim”. Arnór con un falsetto, está acompañado por el teclado que tiene un timbre igualmente agudo. Esta vez sí funcionó. “In these hands I'll hide. While this world collides. It's not enough for me” se va repitiendo al tiempo que más y más sonidos entran en escena, mas ninguno le quita su espacio al otro. Este saber dónde cada uno debe estar, hace que “Old Skin” sea otro tema muy destacable en el álbum.

Hacia casi el final del disco, “Carry Me Anew” nos lleva directo a Islandia. No hay ninguna nota musical; piano, voz, violín están ausentes. Es sólo el sintetizador que fue dejado para sonar. En su canción más drone se escucha sólo este no-instrumento durante poco más de tres minutos. ¿Vacío? Sí. ¿Notable? También.
El disco lo cierra “No. Other”. Dos canciones en una. La primera parte, donde arrancan agudas notas de piano y Arnór versando no tiene nada especial. Nada que no hayamos escuchado antes en el disco. Cercano a los dos minutos y medio entra la percusión y todo lo que estaba ordenadito, bien en su lugar durante todo For Now I’m Winter, se arranca, se pierde y se caotiza. A veces Arnór se escucha claro, luego Señor Violín nos guía, el piano y el beat también reclaman su porción. En los últimos segundos están todos ahí. Reconciliados, sonando con igual fuerza. La canción muere al terminar el último verso “…No Other”. Se juntaron. Y ahora se revolvieron. Y como Ólafur ha probado en trabajos anteriores, fue caótico, fue confuso. Pero le funcionó.

La imaginación de Ólafur Arnalds sigue siendo su punto más fuerte a la hora de componer. No tener miedo de “romper” una belleza con un violín agresivo que acapare toda la atención, o como se escucha en For Now I’m Winter, con un beat electrónico. Agarra sonidos de donde los encuentra, sean análogos, digitales o una voz; los une, los junta y los revuelve. Es un artista de Mash-Ups, de collages. No es ni ambient ni electrónico ni post-rock, es la sinergia de sus partes. Es otro más que nos exportó esa pequeñita isla en el Atlántico Norte, y que vale la pena escuchar. 

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Esta review servía con doble propósito. Una, dar a conocer algo que yo creo que es de los imperdibles del 2013. Dos, era mi beta para la página HumoNegro. Si me aceptaban (cosa que hicieron, ¡¡yey!!) podría trabajar con ellos haciendo cosas como las que leyeron arriba. Para mi pesar, su línea editorial no acepta Ólafur (ni varias cosas raras de esas que escucho) y son quisquillosos con la edad del disco, lo cual no encuentro que esté malo...pero me jode para la mayoría de discos buenos que he escuchado de este año (que se centran en el período Febrero-Abril). Así que para redimir a Daughter, Dropkick Murphys y muchos más, desahogaré mis opiniones acá (y ojalá vengan con link de descarga...o el link del link como el caso de Ólafur). Para esto, estreno una nueva etiqueta. Redoble de tambores:


Saludos al señor violín y a Miki.